sábado, 21 de marzo de 2009

Ella...

El derribó todos los muros que se interponían entre los dos y hayo el camino en los infinitos laberintos en los que ella lo metió.

Cerró los ojos, y apretando los dientes, se internó una y otra vez en los oscuros bosques en cuyo interior ella se escondía del sol. Siguiendo los rastros que dejaba en su corazón, removiendo valles y montañas en su incansable persecución.

Pero inútil es ya intentar calmar la terrible adicción, a la que desde hace ya tiempo, lo somete ella... la inspiración. Que por fin volvió a escalar hasta mi balcón.