Crepita y crece rápida la llama sobre la verde linea del horizonte, que desdibujada por la escasa luz de la mañana, lanza destellos como silenciosa premonición del triste destino que acecha al milenario bosque.
Ella detiene su carrera y se gira presa de la emoción y del miedo para observar el avance inalterable de las llamas. Al fin deja de observar su crimen y corre de nuevo, desbocada y en dirección contraria, por el sendero que la alejará de su terrorífica obra.
¿Cómo explicar ese acto? Mil veces lo ha intentado, nunca lo logró... Es simple adrenalina, su obsesión es más fuerte que ella, la empuja amenazante hacia el abismo de la locura y la destrucción perpétuas.
Todo se desvanece... despierta de repente, empapada en sudor, en la semioscuridad de la tienda de campaña. Nota el aire denso y caliente, irrespirable. Sale de la tienda y observa atónita que se halla rodeada de llamas.
Rie y llora por igual, loca de confusión y desdicha, pues alguien se le ha adelantado, y morirá fruto de sus obsesiones, rodeada de las que creia sus futuras víctimas, y que, por impredecibles coincidencias del destino, se han convertido en sus últimas y tristes compañeras...
2 comentarios:
Uf. Un relato quemante. Pero me ha gustado.
Besicos de limón
MOla primo!!!!
ya hacía tiempo que no colgabas nada. Ya era hora :P
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