Se oyen gritos y detonaciones a lo lejos, pero no hay nadie. Al fin, apoyando una ensangrentada mano sobre la fria piedra de la pared mas cercana, logra levantarse. Mira de nuevo, la calle está cubierta por la niebla y apenas se ve nada. Una gélida brisa de aire le corta la piel de la cara y las manos, tirita, no recuerda que hace alli, ni quien es, ni porque está sangrando.
Cree oir algo, puede oler su propio miedo. De repente, recuerda. Pertenecia al reducido grupo de hombres y mujeres que resistia a los fascistas en la Casa de Campo cuando, de todas partes, surgieron incontables nacionales de la niebla y superaron sus lineas, después de aquello, todo el mundo empezó a correr y... de nuevo, con más claridad, escucha algo. Son pasos.
Camina, se dice. Corre.
Algo se remueve en su interior al dar los primeros pasos, no puede huir en ese estado. Resopla, resignado, escupe sangre... se sienta.
De la esquina más cercana surge un gris peloton de grises uniformes. Aqui se acabó mi suerte, piensa. Se palpa el costado en busca de la navaja, pero no está alli. Se le habrá caido en la huida.
De nada sirve ya tener miedo, al final, lo único que queda, son los ideales. El eligió luchar por ellos, y ahora le toca morir. No hay miedo en su rostro cuando las bayonetas se acercan a el, solo tristeza, pena por ver que todo a su alrededor se desmorona, que la libertad por la que lucha, huye de ese pais desgarrado hasta lo más profundo.
Muere anónimo y sereno, pues prefiere caer a ver su pais oprimido bajo la mano de hierro que se cierne sobre el.
3 comentarios:
Habeas Corpus!!! Brutal
Vale, el título si. pero el relato no xD
Me gusta, la verdad es que te ha quedado bien, pero aun le puedes sacar mas jugo xD
q jugo ni q niño muertooo, jajaja
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